Ya había pasado un mes del viaje a aquella ciudad de Italia, un mes no muy bueno para mí, pues cuando regresé me enteré que Nahuel ya no estaba con mi familia, él se había ido, mi tía Alice me dijo que hace tiempo él no recibía noticias ni de Huilen ni de sus hermanas, solo fue a ver si algo pasaba con ellas.
Tenía en mis manos la carta que él me
había dejado, me la pasaba leyendo consecutivamente en mi habitación, pues la
mayoría del tiempo transcurrido solo he pasado ahí, y es que además de esto aun
seguía rondando en mi cabeza todo lo que me había pasado haya Volterra, deudas
y preguntas sin respuestas se me habían acumulado en mi cabeza en todo este
tiempo.
“Querida Renesmee:
Sé que cuando leas
esta carta ya te habrás enterado que he ido, lamento mucho no poder despedirme
de ti y es que la razón por la que me voy es muy urgente, la misma que alguien
de tu familia te contará cuando preguntes por mí.
Pero quiero que
sepas que tan pronto consiga lo que vine a buscar acá, regresaré contigo y tu
familia, no sé cuánto tiempo tendré que estar aquí y hay posibilidades que no
te vuelva a ver durante años pero siempre te recordaré. Cuídate mucho y se
feliz en mi ausencia.
Nunca olvides que te
quiero
Tu amigo:
Nahuel”
Eso era lo que me decía la carta, se
puede decir que ya me la sabía de memoria,
había perdido la cuenta de las veces que la había leído.
Ya no podía seguir así, él era mi amigo
pero yo tenía que seguir con mi vida, cuando hablaba con mi mamá ella me decía
que me entendía perfectamente, y que si me quiere de verdad ya regresará, lo
que sorprendía es que cuando mi mamá me hablaba d esto lo decía como si ya
hubiera pasado por algo así, pero no podía ocultarlo, echaba mucho de menos a
Nahuel.
En la carta me decía que tenía que ser
feliz en su ausencia y yo no lo estaba haciendo, así que tome la decisión de
regresar a mi vida, y para comenzar le dije a mi tía Alice que si podíamos ir
de compras hoy, ella obviamente acepto sin pensarlo, era verdad, me urgía
hacerlo porque hace ya mucho tiempo que no renovaba mi guardarropa, con mi tía
Alice lo renovábamos cada mes ya que siempre nos terminábamos aburriendo de la
ropa y mi tía siempre me decía que era un pecado repetir prendas.
-¿Ya estas lista?- me preguntó mi mamá,
que abrió la puerta en ese momento.
-Sí, ya voy a la casa blanca- le dije,
mientras me recogía el cabello.
- De acuerdo- me respondió ella cerrando
la puerta.
Quedamos ir con mi tía Rose y mamá, lo
que se mi hizo raro pues mi mamá, odiaba
hacer esto, Alice tuvo que ser un gran esfuerzo para convencerla.
Fuimos a Seattle, a uno de sus grandes
centros comerciales, como nos tocaba renovar nuestro atuendo, nos íbamos a
tardar todo un día en encontrar que lo nos íbamos a poner en un mes.
Ya me sentía cansada, porque dicho y
hecho nos habíamos pasado todo el santo día de boutique en boutique de
diseñadores que mi tía Alice conocía, no sabíamos en realidad cuanto tiempo
llevábamos aquí, podía haber pasado hasta semanas y nosotras ni por enteradas.
-¿Qué te parece este Ness?- me preguntó
mi tía Alice con un atuendo en mano- ¿Te gusta?
-Sí, esta súper lindo tía- le respondí,
emitiendo una sonrisa de satisfacción.
-Está ya es lo último ¿verdad?- le dijo
mi mamá a mi tía, con cara de aburrimiento, se le notaba que no quería estar ni
un minuto más aquí.
-Creo que ya es suficiente por hoy- dijo
Rosalie que en ese momento se puso a lado de mi mamá.
Mi tía Alice asintió de mala gana, si
fuera por ella de seguro un centro comercial fuera su casa, pero ya era hora de
regresar.
Terminamos de pagar todo lo que compramos en caja y salimos de
ahí con una verdadera cantidad de fundas.
En todo el trayecto de Seattle a Forks
me pasé pensando en cómo había sido este mes, de pronto me di cuenta de que
alguien faltaba a demás de Nahuel en mi vida en estos momentos y ese era Jacob
¿A dónde estaría?, no lo había visto mucho este mes pero ¿Cómo me pude haber
olvidado de él?, de mi mejor amigo, me entraron una ganas inmensas de verlo.
-Mamá- la llamé, saliéndome del carro-,
ya habíamos llegado a casa.
- Dime – me dijo mientras entrabamos.
-¿A dónde está Jake?- le pregunté.
- En la Push supongo.
-¿Me acompañarías a verlo?- mi familia
ya podía entrar y salir de la reservación, así como ellos también podían venir
cuando quieran a mi casa, ya que el tratado se había modificado, gracias a los
lazos de amistad que había formado mi familia con la manada de Sam y Jacob.
Todo esto sucedía siempre y cuando ninguno de nosotros violara el tratado.
-Si claro, ¿cuando quieres ir?- me
preguntó, mi mamá era la que mas iba haya conmigo a visitar a Billy cuando mi
abuelito Charlie estaba con él, además aunque las cosas hayan cambiado con
respecto a su forma de ser, o nos íbamos a casa de Emily a visitarla. Mi mamá seguía teniendo la misma amistad con
Jacob, a veces lo iba a ayudar en el garaje, como hacían ellos antes de que mi
mamá se convirtiera en una vampira.
-¿Te parece si ahora mismo?- le
pregunté, aunque más que pregunta sonó como orden.
-Renesmee, ya es de noche podemos ir mañana-
me dijo.
- Por favor- le dije, a manera de
súplica, poniendo una cara tan peculiar que con ella siempre terminaba
consiguiendo lo que quería.
-Está bien, pero primero le tengo que avisar a tu papá- me dijo.
-No hace falta, llévala pero regresen
pronto- nos dijo mi papá acercándose hacia nosotras.
-bien, vamos- me dijo mi mamá yendo de
nuevo al carro- pero no estaremos mucho tiempo, hoy le toca patrullar a Jake.
-Como quieras- le dije ya dentro del
auto.
Estábamos ya de camino a la Push, con lo
del tratado mis amigos los licántropos, o bueno, los metamorfos como los solía
llamar mi padres, siempre vienen a mis cumpleaños, o a una fiesta que a Alice
se le ocurría hacer, y en cambio ellos a menudo nos invitaban a las fogatas o para
las navidades o en el día de acción de gracias, siempre nos reuníamos con ellos
en casa de mi abuelito Charlie.
-¿Por qué quieres ir a ver a Jacob?- me
preguntó mi mamá de repente.
-Buneo porque es mi amigo y no lo visto
durante días- le dije encogiéndome de hombros.
-¿Y recién te acuerdas de él?-me volvió
a preguntar, no veía por donde iba su pregunta.
- ¿Porque lo dices?- le dije mirándola.
-En todo este tiempo ni siquiera lo has
mencionado, quizás por eso Jake no se ha aparecido en casa estos días-me
respondió la mirada y enseguida desvió su vista al volante.
- ¿No se ha aparecido en casa?- le
pregunte ahora a ella, la verdad es que no me había dado cuenta porque como
solo pasaba en mi habitación….
-¿Ves?- me respondió, lo dijo como si ya
le hubiera dicho la respuesta que era demasiado evidente que yo ni siquiera me
había dado cuenta que faltaba la presencia de Jake en la casa.
-Estos días no han sido fáciles para mí-
le respondí, espere que ella me dijera algo pero al parecer no salió ninguna
palabra de su boca, desde ahí anduvimos en silencio en todo el trayecto que quedaba
hasta La Push.
Al llegar a la reservación nos fuimos
directamente a la casa de Billy, se suponía que era hora de la cena así que
deberían de estar cenando.
-Hola chicas, que sorpresa tenerlas
aquí- nos dijo Rachael, a mí y a mi mamá sorprendida de vernos.
-¿Quién es?- preguntó una voz familiar
no muy lejana, era Billy-Bella, Nessie ¿Qué las trae por acá? pasen
bienvenidas-nos dijo.
-Venimos a hacerles una pequeña visita-
dijo mi mamá cortésmente, mientras entrabamos a la humilde morada.
-Hola Billy ¿Se encuentra Jacob?- le
dije.
-Sabia que preguntarías por él, está en
el garaje arreglando su moto- me respondió.
-Voy a ir a verlo- dije para todos los
que estaban reunidos en la pequeña sala.
-Ve, yo me quedó con Billy y Rachael
conversando- me dijo mi mamá. Yo asentí y me fui.
Al llegar a la garaje, ahí lo vi estaba
cambiando los neumáticos de su moto, se veía tan concentrado.
-Toc, toc, toc, ¿puedo pasar?- dije
haciendo unos golpecitos en la pequeña puerta.
-¿Qué haces aquí?- me pregunto sin
despegar la mirada de su moto- ¿Ya terminaste de llorar por el semivampiro?
-Nunca estuve llorando- le dije entrando
y acercándome a él.
-Bueno, como digas- lo dijo sacándose la
grasa de las manos con una franela roja pero ¿acaso estaba enojado conmigo?
Porque así parecía, no le tome atención a eso.
-¿A qué has venido acá? ¿Con quién
viniste?- Jake me estaba haciendo muchas preguntas, parecía un interrogatorio.
-Quise verte, y vine con mi mamá-le dije
sentándome a lado de él-sé que no has ido mucho a la casa.
-Estaba muy ocupado con la manada, han
entrado cinco lobos nuevos, unos han escogido seguir a Sam y otros a mí- me
dijo.
-La manada está creciendo-dije emocionada,
pero sabia e su mirada que había algo más que eso.
-Ness, quiero hacerte una pregunta- me
dijo, se veía decidido.
-Suéltala- le dije tranquilamente.
-¿Racionarías así si yo me fuera algún
día?- dijo la pregunta muy rápido que apenas pude entenderle.
-¿A si cómo?-le dije yo, se levantó del
banco nervioso caminando de lado a lado.
-Así….como lo hiciste cuando te enteraste que el híbrido se fue.
-No porque lo haría- dije, el se volteo
a verme pude captar algo de tristeza en su mirada-Tu no me dejarías ¿o sí?-
terminé diciéndole.
-No, pero ¿si algún día pasará?
-Bueno ahí sería otra cosa, no me
imagino como estaría -no podía imaginar cómo sería mi vida sin mi mejor amigo.
Sin mi Jacob.
-¿Sabes lo que ha cambio?- me preguntó
de repente, cambiando el tema anterior, espero a que contestara pero no supe
que responderle.
-Tú- me dijo, me sorprendió al decirme
esto, pero ¿en que había cambiado? Yo me sentía igual.
-¿Yo, porque?- fruncí el seño
confundida.
-¿Acaso no te has dado cuenta? Mírate-
me dijo poniendo sus brazos en jarra-Tu mirada, tu forma de expresarte, hasta
hablas mas, todo ha cambiado en ti.
Era verdad, hace tiempo que ya no era la
misma, todo me parecía diferente ahora, solo que con todo lo que me había
pasado este tiempo no me estaba dado cuenta de estos cambios, pero que quería
que hiciera, era natural ¿o no?, aunque aparentara ser una niña de 14 años de
edad veía las cosas distintas, pero uno de mis temores son los cambios, cada
mes que pasa y me miro en el espejo me aterroriza el cambio que hay en mi
cuerpo, del solo hecho de saber que ya nada es igual, pero es algo que no puedo
cambiar en mi vida.
-¿Y cuál es el problema?- le pregunté.
-Ninguno, solo que ya no eres la misma-
me dijo calmado.
Puse los ojos en blanco.
-Bueno, bueno que tal si dejamos de
hablar de esto, que siento que se está poniendo algo incomodo- dije poniendo
una de mis manos en la frente y ladeando la cabeza.
-Tienes razón- dijo acercándose hacia
mí.
-¿Quieres que te ayude con la moto?- le
preguntó apuntando hacia ella.
-No, no ya he terminado con ella, solo
le estaba sacando un poco de brillo- me respondió.
-Mi mamá me dijo que hoy te toca
patrullar-le dije.
-Sí, estoy ansioso por sacar cabezas- al
decir esto se le escapo una leve sonrisita.
-Jake eso sonó aterrador- le dije
correspondiéndole la sonrisa, siempre me he preguntado cómo se ha de sentir
matar a alguien, porque aunque eso sea algo de responder siempre he querido ver
lo que se siente.
-Sabes, aunque cambies siempre vas a ser
mi princesa- me dijo el de la nada, con otro sonrisa.
Lo abrasé, no sé como hacia Jake pero
siempre lograba que me saliera ese lado cursi y sentimental en mí, lo quería
muchísimo y me alegraba saber que para él siempre iba a seguir siendo la misma.
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